El poder de las ciudades

Por Margarita Obiols, ex secretaria de Relaciones Internacionales de la Generalitat de Cataluña
Por circunstancias de la vida, he tenido el privilegio de participar durante la última década- la década de oro, sin duda-, en el proceso del movimiento municipalista internacional, que conmemora un siglo de andadura. Una perspectiva de cien años es ya algo que merece respeto histórico, más cuando esta etapa ha comportado los cambios más espectaculares imaginables en las poblaciones y en todos los aspectos de la vida de las ciudades.
Hemos visto crecer el poder de las ciudades, que es un poder singular, con sólidos cimientos seculares, y con un futuro extraordinario, un poder de entendimiento, de intercambio, de cooperación, y, en especial, un poder pacífico. El camino recorrido es colosal, fruto de un acierto histórico y de muchísimas voluntades aunadas en lo que Maragall acertó en llamar nuestro “mot d’ordre”. ”NACIONES UNIDAS, CIUDADES UNIDAS”, fue en Estrasburgo, en los estados Generales de CMRE, ante François Mitterand, y Gemerek, “ le gran témoin”.
El camino había sido intrincado, no vamos a negarlo. Llenaríamos muchas páginas con episodios y anécdotas que certificarían que no fue nada fácil, pero el objetivo era muy potente y las energías desbordaban.No quiero dejar de mencionar a Joan Clos, que desde Barcelona y Metropolis, ejerció de forma incansable como depositario de la idea de unidad y la de alcanzar una voz de ciudades en NNUU. Sigue en ello, afortunadamente.
Lo que llamamos civilidad es algo tan poderoso como el entendimiento entre las personas y el de las ciudades. También lo es la construcción del futuro que indiscutiblemente se construye a partir de la ciudadanía. Por ello vale la pena este movimiento municipalista. Larga vida!
Para leer el texto completo, pulse aquí.
