De IULA a CGLU: Mi Odisea

Por Jeremy Smith, Antiguo Secretario General de IULA
Mi primera experiencia en IULA fue en el Comité Ejecutivo (WEXCOM) en Santiago de Chile, como invitado del Presidente de IULA y Alcalde de Santiago, Jaime Ravinet. Se trataba de un momento muy interesante en Chile, con la época política post-Pinochet. Sin embargo desde mi punto de vista IULA carecía de una meta y una estrategia clara. El Secretario general de la época era Drew Horgan, un hombre encantador y comprometido que tenía muchas cualidades pero al que le faltaban cualidades de gestión para imponerse como líder.
Esta impresión se confirmó en el momento en el que me di cuenta de que nuestros colegas de Metropolis y de la FMCU (¡que posteriormente aprendí a apreciar y admirar!) hicieron todo lo posible para que, en la proposición de AMCAL, IULA tuviese el mismo peso que una sección continental, a pesar de su estatus de la asociación, la más antigua y más extendida. Me involucré y tuvimos reuniones conflictivas a nivel directivo, en las cuales estuve en contra. Tenía claro que el AMCAL no podía (y no debía) ser una solución a los problemas de fragmentación.
En 1999, organizamos un Congreso que tuvo mucho éxito en Barcelona, y que se desarrolló en paralelo al de Metropolis. La ciudad nos ofreció una gran acogida, y fue todo un honor para mí trabajar con Margarita Obiols y su equipo, con el apoyo del Alcalde Joan Clos. Siguieron seis años de negativas complicadas con la FMCU con el fin de preparar la creación de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos. Desde mi punto de vista, debemos considerar la creación de CGLU como un milagro. Todo el mundo veía lógica la unificación -éramos dos pequeñas asociaciones internacionales con falta de presupuesto para jugar el papel internacional que nos concernía o para tener el nivel de influencia necesario-. Por un lado, IULA y la FMCU eran complementarias, pero por otra parte estaban en competición. Cultural y lingüísticamente hablando, las dos asociaciones venían de dos mundos diferentes y el camino recorrido para unir las tradiciones de ambas organizaciones, ha sido largo.
Estos debates llegaron a su apogeo en Mérida, México, en el año 2000 – un WECOM inmemorable. Fue en estas reuniones donde el futuro de CGLU (en esa época sin nombre) tuvo que afrontar su momento más crítico para seguir adelante. El admirable Don Burrot (Director Ejecutivo de National League of Cities, Estadios Unidos) propuso una solución para poner punto y final a las negociaciones. Esta solución tenía claramente el apoyo del Presidente y del Secretario General. Yo estuve en contra de sus intenciones. En el momento del voto, la solución propuesta por Don fue echada para atrás, pero únicamente por un voEl Congreso de París, que contó con más de 3000 participantes, supuso un éxito enorme. Me sentí orgulloso con una mezcla de tristeza que marcó el fin de una era para mí. Me quedo con la satisfacción de saber que la existencia de CGLU se debe, en parte, al papel que jugué durante estos 8 años intensos desde Estambul a París.
Es necesario que agradezca a aquellas personas que han trabajado para la creación de CGLU. Especialmente a Norbert Burger que desgraciadamente falleció el año pasado. Norbert me recordaba, contando sus historias de infancia de una Alemania que sufría bombardeos, por qué debemos ante todo continuar nuestro trabajo por la paz; he de expresar mis agradecimientos también a Alan Lloyd, último presidente de IULA, internacionalista de naturaleza que fue electo durante 50 años y a Mercedes Bresso, la última presidenta de la FMCU. Michel Bescond, el Secretario General de la FMCU fue de gran ayuda al principio del proceso y durante buena parte de las negociaciones, y posteriormente Paolo Morello. Del lado de IULA, hay muchísimas personas que citar… pero agradezco especialmente al equipo de personal y a Heikki Telakivi que estuvo siempre dispuesto a ayudar.
Me siento muy agradecido por haber formado parte de la Dirección Internacional de la Unión de Autoridades Locales, el último sucesor del padre fundador e inspirador de IULA durante un largo periodo, Emile Vinck. Me quedo convencido de que habría compartido nuestra visión de la creación de CGLU con el fin de asegurar una voz más unida para los municipios. Nunca tuvo miedo de formar, reformar, de encontrar un nuevo camino o de hacer lo necesario para conseguir su objetivo: una organización de autoridades locales para que puedan aprender las unas de las otras sin límite de fronteras y teniendo un impacto positivo en la toma de decisiones internacionales. Le deseo a CGLU lo mejor en la preparación de los próximos 100 años.
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