Esta sesión tiene un doble objetivo. Por un lado, persigue explorar las diferentes dimensiones de la diversidad y los retos que plantea en términos de gobernanza y de gestión pública. Y, por otro, tratará de identificar políticas concretas que muestren en qué medida reconocer la diversidad urbana puede constituir una oportunidad importante para innovar a nivel político, social, cultural, económico y territorial.
Identificar las diferentes dimensiones de la diversidad: Será examinado el concepto de diversidad en sus múltiples dimensiones, junto con los desafíos que enfrentan las ciudades para manejarlo en un contexto mundial globalizado y de gran movilidad. Así, se abordarán, entre otras cuestiones: la diversidad política (las diversas formas de organización y representación de los residentes de las ciudades), la diversidad social (en términos socioeconómicos, educativos, profesionales, etc.), la diversidad étnica y cultural, la diversidad de género, la diversidad intergeneracional, la diversidad en términos de paisaje urbano (construido y natural), la diversidad de territorios urbanos (ciudad “formal” vs asentamientos informales; centro vs periferia), etc.
Valorar la diversidad como oportunidad política. Gestionar la diversidad es un fenómeno altamente complejo, pero también una gran fuente de innovación. Reconocer y valorar la diversidad, en sus múltiples dimensiones, a través de las políticas públicas locales y regionales puede conducir a la construcción de ciudades dotadas de un mayor potencial económico, social, cultural, político y territorial. El grado en que una ciudad reconoce su diversidad se refleja, fundamentalmente, en los siguientes aspectos:
- en la forma en que asegura la participación política de todos sus residentes (hombres y mujeres; jóvenes y mayores; migrantes y autóctonos; emprendedores y trabajadores informales; habitantes y organizaciones de asentamientos informales; actores culturales);
- en la prioridad dada a las políticas sociales dirigidas a combatir la exclusión social y espacial;
- en la puesta en marcha de medidas económicas que fortalezcan y estimulen un emprendimiento diversificado y generen espacios de confianza para la inversión económica a varias escalas;
- en una planificación integradora que garantice el uso diversificado y descentralizado de los espacios, servicios e instalaciones públicas;
- en la consideración de la cultura como factor clave para el desarrollo humano, la gobernanza democrática y la sostenibilidad.